Los hallazgos científicos de las últimas décadas respaldan la idea de un sistema más amplio de identificación del alumnado con alta capacidad intelectual. La mayor parte de los investigadores y profesionales están de acuerdo en que una única puntuación en un test de inteligencia o de rendimiento ya no es suficiente. La primera y más importante decisión que debería de tomarse en relación a la puesta en marcha de un modelo de identificación debería de ser qué concepción o definición de la alta capacidad intelectual va a ser adoptada en un centro escolar en particular y qué atención está previsto ofertar. En el siguiente artículo se aborda el crucial asunto de la cohesión que debería de existir entre dicho modelo de identificación y el correspondiente programa de atención dirigido al alumnado con alta capacidad intelectual. Esta definición debería ser coherente con el tipo de servicios para los cuales los alumnos están siendo identificados. Se plantea asimismo preguntas esenciales que deberían guiar dicho proceso y se abordan seis consideraciones clave en aras de la consecución de dicha coherencia, como son: (1) no existe el sistema de identificación perfecto, (2) el equilibrio entre lo objetivo y lo subjetivo, (3) son las personas y no los instrumentos los que toman las decisiones, (4) evitar el sólo-en-apariencia sistema multicriterial, (5) cómo denominaremos a los alumnos identificados y (6) la relación existente entre el proceso de identificación y la intervención posterior. Adicionalmente se revisa el Sistema de Identificación de Renzulli para la Programación de Servicios para el Alumnado con Alta Capacidad Intelectual (RIS/GPS por sus siglas en inglés): un sistema comprehensivo, eficaz y basado en la evidencia científica que logra la congruencia anteriormente descrita. Finalmente se aborda la relación entre el modelo de los tres anillos y el sistema de identificación RIS/GPS.