El objetivo prioritario de los centros educativos es dar respuestas de calidad a las múltiples y variadas necesidades educativas que presenta su alumnado. El cumplimiento de este objetivo requiere diseñar y poner en marcha procesos de evaluación válidos y fiables que las definan y concreten. La atención a la Diversidad (es decir a todas y cada una de las necesidades colectivas o individuales) se optimizará si disponemos de criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación más adaptados y eficaces.
Una parte importante de esta diversidad es la formada por los alumnos que presentan, o pueden presentar, necesidades educativas derivadas de sus altas capacidades intelectuales (AACC) (la prevalencia de las altas capacidades entre la población escolar es aproximadamente del 2%). En relación a este alumnado los centros educativos deberán seleccionar los procesos, procedimientos e instrumentos de evaluación que permitan concretar la entidad y grado de sus aptitudes, competencias y posibilidades de desarrollo y actuación y la adecuación a las mismas (en oferta y exigencia) del contexto social, familiar y escolar.
Mediante esta Guía pretendemos ofertar a los centros educativos, especialmente, a sus Orientadores/as, algunos procedimientos e instrumentos que les ayuden en la tarea de concretar las necesidades educativas en el ámbito de las AACC. Tal y como nosotros lo entendemos el proceso evaluador consta de dos fases claramente diferenciadas: la Detección y la Evaluación Psicopedagógica.